miércoles, 15 de enero de 2014

¿Qué es la literatura?

La literatura es eso que es todo y que es nada y que me han hecho creer que es la literatura.

            Es muy común encontrarse con alguien que te explique que la literatura está constituida por escritos que tienen una intención emotiva, estética; que apele a lo bello, lo narrativo, es decir, que te cuente una historia, un hecho un suceso que casi siempre es ficcional.
            También no faltará aquel que asegure que la literatura tiene la capacidad de construir otras realidades, de mandar al hombre a la luna o de hacer que un simio se pare en un estrado a dar una conferencia.
            A la literatura, en un sentido estrictamente narrativo, se le permite todo, hasta lo que creemos imposible: despertar un día convertido en insecto; encontrar un objeto en el sótano con el cual se ven todos los mundos al mismo tiempo; aceptar una llamada telefónica y fingir ser un detective; ser el personaje de una película de Stanley Kubrick. Tal vez, pero eso no quiere decir que se creen otras realidades, eso no implica que lo narrado por un autor sea meramente ficcional, porque puede que sea más real de lo que te imaginas.  
            A menudo  escucharemos algún sujeto diciendo cuál es la buena y la mala literatura (casi nunca dicen por qué) y me parece que se debe tener mucho cuidado, la literatura (sea cual sea su definición, si es que eso importa) tiene una intencionalidad. Esa puede ser la clave, una manera de regir a quien lee un texto (una parte del mundo). La capacidad que tenga éste de transformar, controlar o configurar los comportamientos de una sociedad.
            Cierto es que una sociedad puede dictar lo que es literatura y excluir a todo aquello que no encaje con los parámetros pertinentes (juegos entre centros y periferias; canon; los campos de los que habla Pierre Bourdieu), pero ¿qué pasa cuando un texto dicta los niveles de normalidad o anormalidad de un sujeto? La literatura, el lenguaje en general, puede ser muy peligroso en ese sentido. Es aquí cuando se debe abandonar el criterio meramente estético y artístico de un texto. No, no es así, el funcionamiento de un texto y la repercusión que éste pueda tener en un contexto es de alta importancia.
            La literatura, si abandonamos los conceptos básicos del formalismo ruso, es todo aquello que alguien ha dictado que es literatura: los críticos, los receptores en un tiempo y espacio determinado, las academias (el canon), los autores, etc.
            Se dice que el uso extraño de la lengua cotidiana y la transformación de ésta, es lo que crea un texto literario, sin embargo, debemos asegurarnos de que el lenguaje "cotidiano" esté libre de extrañezas y esté libre de polisemias y mal-interpretaciones. No, un anuncio publicitario, un manual, un encabezado periodístico, un diccionario de medicina, tienen características similares: uso de metáforas, metonimias, figuras retóricas en general. ¿Acaso no nos enseñaron y nos han dicho una y otra vez que las figuras retóricas son únicas de la narrativa? (novela, cuento...).
            Pareciera que la idea de literatura se nos escurre de las manos, es completamente inestable, se tambalea entre los juicios de valor, la aceptación y la negación. La literatura, a fin de cuentas es un concepto construido siempre por intereses más o menos específicos y claros. 

[…] probablemente George Orwell se habría sorprendido al enterarse de que sus ensayos se leerían como si los temas que discute fueran menos importantes que la forma en que los discute. En buena parte de lo que se clasifica como literatura el valor-verdad y la pertinencia práctica de lo que se dice se considera importante para el efecto total. Pero aun si el tratamiento "no pragmático" del discurso es parte de    lo que quiere decirse con el término "literatura", se deduce de esta "definición" que, de hecho, no se puede definir la literatura "objetivamente". Se deja la definición de literatura a la forma en que alguien decide leer, no a la naturaleza de lo escrito (Eagleton 9).

En suma, de nada serviría entonces una definición precisa de literatura si no se es capaz de analizar  los juicios de valor acerca de lo que se escribe; si no se es capaz de considerar que “lo bueno y mal escrito” son sólo percepciones de cánones, de empeñarse en privilegiar lo literario sobre lo supuestamente ordinario, común, cotidiano. La literatura puede ser todo y nada a la vez, pero también es un medio importante para que los aparatos ideológicos funcionen (a veces de forma violenta) sobre nuestra forma de configurar el mundo. A fin de cuentas un juicio de valor cambiará con el tiempo, según las circunstancias socio-históricas.
                                 
Referencia bibliográfica: Eagleton, Terry. Una introducción a la teoría literaria. México: FCE, 1988.

1 comentario: